1998
Al escribir esto mi mente viaje casi 9 años hacia atrás. ¿Qué ocurría en ese tiempo?. Finalizaban las vacaciones de verano, no era 1998, sino 1997. Recién llegado de el hastío de Chilpancingo al cálido humor de Tecpan. Estaba ya en el tercer año de secundaria, con 12 años de edad. Había niños que en esa edad apenas estaban en quinto de primaria, pero yo era un especie de genio, que digo soy un genio. Esta bien, esta bien…entre de 5 años a la primaria. Pero no pueden negar que saber leer a los 5 años es un éxito. Estábamos en que, Enrique Iglesias había estado muy de moda con esas rolas de “Muñeca cruel”, que las fiestas se alegraban con los cd`s de “Tropirollo”; anímate a buscar entre los cassets de la familia, ahí debe haber un ejemplar arrumbado; “Radiohead” ( los cuales jamás escuche sino hasta la universidad) formaban un genero musical en Europa además de romper records de ventas en USA y conocíamos el hip-hop con “Control Machete” y “Molotov”.
El primer día de clases, paso sin pena ni gloria. Si bien es cierto, tenia la presencia de Aarón en la escuela, resultó casi un lastre. Creo que el si se divertía muchísimo, y no conocía los límites. Recuerdo aquella vez en la que me llamaron a la dirección porque el genio del subdirector (el borrego) pensaba que yo era el demonio que soplaba en su oído. Hizo tantas cosas chuscas, tontas, reprobables que merecen un blog solo para contarlas. Como el día que le tuve que prestar mi playera porque a mi amigo querido se le olvido que tenia educación física, pagaría por ver mi cara (en esa época era ciencia ficción los celulares con cámara) de asombro al verlo embutirse mi playera en sus 90 kilos de peso, parecía una salchicha gigante, y yo no atinaba a sonreír.
Las cosas hubieran continuado sin pena ni gloria. En la secundaria siempre fui un estudiante mediocre. Ahora que lo pienso, siempre quise destacar pero nunca le eché las ganas suficientes para hacerlo. Es en este punto donde me doy cuento que surgieron 2 cosas que hoy son verdades en mi vida:
1. Me di cuenta que no podía confiar tanto en mi suerte. Reprobé matemáticas.
2. Mi gusto por la música. Nació así, me castigaron 1 año sin poder ver televisión.
Y como en ese tiempo todas las novelas de mi casa estaban bien leídas, y ahora que lo pienso bien no había tantas novelas en mi casa. Pues me dio por escuchar música.
Así que el bolero llegó a mi vida. Como un amigo que un día te da la mano y jamás se va. Ya lo había escuchado cuando era muy pequeño, pero no sabia nada de cantantes. Escribe García Marques en su novela “Memorias de mis putas tristes” que el bolero es la vida, y yo estoy de acuerdo con el. Surge en esa maraña, mi cantante favorito, a pesar de su voz meliflua, sus pobre dotes histriónicas y que sus discos son católicos (pues salen cuando Dios quiere y el diablo se descuida) Charlie Zaa es la ley. De repente había un cantante que hacia que las canciones que tarareaba entre clases no fueran piezas ignotas para los demás. Púberes cantando las canciones de los abuelos y aun otras desconocidas. Cierto es que los detractores del colombiano dicen que era un mal imitador de Julio Jaramillo, no pueden negar que de no ser por El varias de las canciones que ahora incluyen en las recopilaciones seguirían escondidas en los archivos. Hubo una época en que lo escuchaba tanto al irme a la secu como cuando llegaba, en la tarde al hacer la tarea y en la noche ya para dormirme. Mi favorita “Nuestro Juramento”, sin olvidar “Que Dios Me Libre” o “Alma Negra”, siempre he pensado que “Que Dios Me Libre” es una rola para llevar serenata, pero no creo tener a nadie a quien cantársela.
De pronto decidí que no era sano para mi el estar tan retraído, a pesar de que me llevaba bien con todos en la escuela hacia falta que le gente me identificara. Quería ser conocido, es la única época de mi vida en la que recuerdo haber buscado el protagonismo, a partir de ahí he mantenido un perfil bajo. Actué en una dramatización, un personaje nefasto que no tenía nada que ver conmigo, que me comió. Pasaba, que en las pocas veces que salía a la calle, me encontraba con compañeros, que al pasar a mi lado me sonreían pero no me hablaban, pues no sabían mi nombre. Decidí que era suficiente (saludos a Yessica), conseguí un nombre, hablaba mas ( idioteces por supuesto) y me interesaba por los problemas mundanos, en los años anteriores me la pasaba pensando en el conflicto árabe-israelí, los zapatistas de Chiapas, la hambruna en África, lo mas trivial que pensaba era comprar aquella mítica Playboy en la que aparecía desnuda, completamente, Cindy Crawford, y platicar sobre fajes, mujeres, tenis Niké, “tener mucho dinero” y demás platicas de púberes comenzaron a entrar en mi mundo. Aquí me doy cuenta, que en aquellos tiempos era un viejo prematuro, hoy afirmo que soy un joven inmaduro.
Un buen día de Septiembre entré al salón de “Dibujo Técnico”, nada más para criticar los dibujos de los demás, para mirar caras nuevas. Estuve por espacio de 10 minutos hablando de la proyección caballero, aristas, escalas a un nivel que bien parecería de arquitecto. Está bien, está bien…le hablaba a la maestra sobre “La usurpadora”. Estaba por retirarme cuando una voz meliflua dijo
-Uiiiiii- Mire hacia los bancos pero nadie se movía, decidí seguir mi camino, pero el sonido –uiiiiii-me detuvo. Nuevamente busqué entre los restiradores (así se llaman las mesas de dibujo técnico) pero nuevamente no encontré nada. Estaba por irme, quizás un niño estupido me buscaba pleito pero si no daba la cara podría hacer muy poco. El niño resultó niña. Muy bonito además. Tanto que me acerque al banco, no recuerdo que tontería le dije, pero el chiste es que nos reventamos 15 minutos platicando, hasta que la maestra advirtiendo nuestro flirteo dijo que era hora de irme, y no tuve mas remedio que salir de ahí. De la platica saque que se llamaba Maria De La Piedad (en serio), que tenia 13 años, que era mas bonita de cerca, que de su pelo emanaba un olor a rosas que meses después descubrí lo producía el shampoo de Herbal Essences, que estaba en el primero E, que era jefa de grupo y que tenia que volver la próxima vez para verla de nuevo. Cometí el error de contárselo a Sergio, un amigo súper buena onda, del cual no he sabido nada de el.
La vez siguiente el tumulto que se hizo para verla provocó que la prefectura se mudara justo en la puerta del salón de dibujo técnico. Ese dia no pude verla, tuve que encontrarla con sus amigas, el viernes en el recreo ; ellas eran 3. No logro recordar sus nombres, es mas estoy pasando verdaderos aprietos al intentar recordar el rostro de cada una. Me saludaron con curiosidad, aquella sensación de incertidumbre al mirar la sonrisa de una mujer bella nació en ese momento. Me preguntaron, como si de una conferencia de prensa se tratara ( cada una me hizo una pregunta) mi nombre, donde vivía, cuantos años tenia y si me gustaban las drogas. Les conteste con mi gracias habitual, ellas se despidieron sonrientes. Pero el recuerdo de Maria se quedo impregnado en mi junto con su olor a pétalos de rosa. En la casa ya no era el mismo, estaba todo “lelo”, se me olvida el cambio, saqué el repertorio de tríos que mi tío Juan tenia, escuchándolos con una botella de coca-cola en la mano. Pensando en decirle “Usted es la culpable” de que yo viva “Sin un amor”. Porque “tuve una vez la ilusión de tener un amor que me hiciera valer”. Platicaba poco con Aarón, recuerdo pasar el tiempo, barriendo, trapeando o haciendo lo que sea pensando en Maria. En donde viviría, cuantos años tendría, si tendría novio o no, porque usaba faldas tan largas, porque sus ancas parecían querer salir a cada bamboleo de su cadera. Hombre en esas semanas el fin era una tortura, 48 horas sin verla me parecían insalvables, lo peor es que no había nada que hacer mas que el aseo de la casa, oír música, ocasionalmente jugar al fútbol y ya.
Podemos decir que mi vida de Agosto a Octubre de 1997 fue, escuchar boleros, ir a la escuela, hechar relajo y pensar en Maria. Se convirtieron en la constante. No se piense que antes no había pensado así en otras niñas, pero con Maria sucedía algo distinto, surgían unas ganas terribles de besarla, de tenerla, de lucirla. Maria fue la primera mujer que supe que quería para mi. El resto viene después…