Archivos Mensuales: abril 2013

Cautivo

-¿Esclavitud? Hay muchos grados. Mientras no seamos iguales no seremos libres. La libertad que hoy se propugna es la de la selva, en la que el león se come al más débil, al desigual.-

-La esclavitud no ha sido abolida, ahora viene en nómina-

Estuve en Egipto, no en el geográfico, no en el bíblico, estuve en metafórico que era, por cierto, muy literal. Quince días después de graduarme ya tenía trabajo, por supuesto, no era el trabajo soñado, y lo acepté porque deduje que en mi” pueblito con mar” no tendría mayor cosa que hacer. En ese trabajo pude sobretodo eficientar mi relación con los clientes, pues descubrí que estos eran mañosos, no era común que no quisieran pagar por el servicio prestado, que quisieran pagar el precio de un solo trabajo cuando en realidad habías hecho tres, que inventaran malos tratos para evitar la cuenta. Eso era soportable, creo que algo de vocación existía en mí. Lo que no era chido, es que una persona que ni siquiera había terminado la enseñanza media te negreara, se dirigiera a ti en términos denigrantes y sobre todo buscará hacer fraudes sobre tu persona. Fue horrible y por eso me acuerdo de los judíos en Egipto. En el lugar “donde duerme el dragón” me la pasé bien, no lo niego, conocí gente con la que todavía tengo amistad y le tengo muchísimo afecto, ahí conocí a la mujer que por primera vez me rompió el corazón y del amor de mi vida (ay cabrón, que cursi); pero estaremos de acuerdo que a pesar de todo no era feliz, ¿Por qué?, pues por la mala relación laboral, como lo dije alguna vez, es bonito saberse que eres libre a partir de las tres de la tarde, cosa que en ese empleo no podía presumir. Hace mucho que no escribía, pero en las últimas semanas me ha dado por recordar aquella etapa de mi vida, y no pude dejar de hacer la analogía con los israelitas. Ahora, las cosas han cambiado, económicamente me va bien, no me puedo quejar, pero me he dado cuenta lo esencial que es tener mejores calificaciones en la carrera, porque no pude elegir en lugar donde trabajar y echarle ganas, lo esencial que es tener buenas relaciones y sobre todo algunas enfermedades poco reconocidas que se llaman pomposamente “trastornos de la personalidad”, yo los llamo pendejez. Me sacaron de Egipto más ahora estoy cautivo en Babilonia, con un montonal de gente soberbia. Debo decir que de ninguna manera esta cautividad fue elegida (¿hay alguna que sí?) , que desde siempre Babilonia me pareció un lugar, hostil poblado de gente grosera, de malos modos y modales, pero eso no importaría pues me ha dado por aislarme y asistir a lugares donde sé que ellos no estarán, más no los puedo evitar en el trabajo y ahí los tienes, con esa gran soberbia que recordando a mi amigo Josué “creen que apagan la lumbre a pedos”;  con esa negligencia para tratar a las personas, haciendo el trabajo de entrevistar sin hacer más empatía que la que te provoca el despachador de gasolina o el cajero del OXXO, con sonidos que solo son – ajá, ujum, ahh- y que solo provocan en el entrevistado la sensación de que le están “dando el avión”, ¿o que podemos decir de aquella persona que juzga todo mundo, las razones por las que se enfermó, por las que sigue enfermó y por las que no se puede curar?, me asustaba también la facilidad con la que estos personajes regalaban el adjetivo de oligofrénico, aun el entrevistado tuviera dos carreras y se lo estuviera llevando la chingada porque un familiar se suicidó, personajes que a pesar de su jerarquía no logran distinguir un problema del otro y que su único afán es vanagloriarse sobre su grado.  A pesar de que como en la biblia soy una especia de “José el Soñador”, pues debo admitir que tengo, por ahora, un trato preferencial sobre mis colegas de grado, no me siento satisfecho ni mucho menos alegre. Por eso digo que estoy en Babilonia, por eso digo que sigo cautivo, porque la ciudad no me gusta, porque muchas cosas me molestan, a lo mejor son cosas mías pero era inevitable este blog.